Día 9: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

9° día

Es Constituida por Dios Celestial Pacificadora,
Vínculo de Paz entre el Creador y la criatura.

El alma a su Celestial Reina:

Soberana Señora y Mamá mía queridísima, veo que me llamas porque sientes el ardor del Amor que quema en tu Corazón porque quieres narrarme lo que hiciste en el Reino de la Divina Voluntad por tu hija. Cómo es bello ver dirigir tus pasos hacia tu Creador, y en cuanto Él oye el sonido de tus pasos, te mira y se siente herir por la Pureza de tus miradas, y te espera para ser espectador de tu inocente sonrisa, para sonreírte y recrearse contigo. ¡Ah!, Mamá Santa, en tus alegrías, en tus castas sonrisas con tu Creador, no te olvides de tu hija que vive en el exilio, que tanta necesidad tiene, y que frecuentemente mi voluntad asomándose quisiera arrollarme para arrancarme del Reino de la Divina Voluntad.

Lección de la Reina del Cielo:

Hija de mi Materno Corazón, no temas, no te olvidaré jamás, por el contrario, si tú haces siempre la Divina Voluntad y vives en Su Reino, seremos inseparables, te llevaré siempre estrechada en mi mano para guiarte y hacerte de guía, para enseñarte a vivir en el Fiat Supremo; por eso aleja el temor, en Él todo es Paz y Seguridad; la voluntad humana es la turbadora de las almas y pone en peligro las obras más bellas, las cosas más santas, todo está en peligro en ellas; en peligro la santidad, las virtudes, la misma salvación del alma, la característica de quien vive del querer humano es la volubilidad. ¿Quién puede confiar en quien se hace dominar por la voluntad humana? Ninguno, ni Dios, ni los hombres, pues son semejantes a aquellas cañas secas que se doblan a cada soplo de viento. Por eso, hija mía queridísima, si algún soplo de viento te quiere hacer inconstante, arrójate en el Mar de la Divina Voluntad y ven a esconderte en el regazo de tu Mamá, a fin de que te defienda del viento del querer humano y estrechándote entre mis brazos te vuelva firme y segura en el camino de Su Reino Divino.

Ahora, hija mía, sígueme ante la Majestad Suprema y escúchame, yo con mis rápidos vuelos llegaba a Sus Brazos Divinos, y en cuanto llegaba sentía Su Amor desbordante, que como olas impetuosas me cubrían de Su Amor, ¡oh!, cómo es bello ser amado por Dios. En este Amor se siente Felicidad, Santidad, Alegrías infinitas, y se siente de tal manera embellecida, que Dios mismo se siente raptado por la belleza que infunde en la criatura al amarla; yo quería imitarlos y si bien pequeña, no quería quedar atrás de Su Amor, por eso, con las Olas de Amor que me habían dado formaba mis olas para cubrir a mi Creador con mi amor, al hacer esto sonreía, porque sabía que mi amor jamás podría cubrir la inmensidad de Su Amor, pero con todo esto yo hacía la prueba, y en mis labios despuntaba mi sonrisa inocente, el Ser Supremo sonreía ante mi sonrisa y con mi pequeñez festejaba y se entretenía. Ahora, en lo más bello de nuestras estratagemas amorosas, yo recordaba el estado doloroso de mi familia humana sobre la tierra, a la cual yo pertenecía, y como me dolía rogaba que descendiera el Verbo Eterno a poner remedio, y lo decía con tal ternura que llegaba a cambiar la sonrisa y la fiesta en llanto, el Altísimo se conmovía mucho con mis Lágrimas, mucho más que eran lágrimas de una pequeña, y estrechándome al Seno Divino me enjugaba las Lágrimas y me decían: “Hija, no llores, ánimo, en tus manos hemos puesto la suerte del género humano, te hemos dado el Mandato, y ahora para consolarte más, te hacemos Pacificadora entre Nosotros y la familia humana, por eso a ti es dado el repacificarnos; la Potencia de Nuestro Querer que Reina en ti se impone sobre Nosotros para dar el Beso de Paz a la pobre humanidad caída y en peligro”¿Quién puede decirte, hija mía, lo que sentía mi Corazón ante esta condescendencia Divina? Era tanto mi amor que me sentía desfallecer, y delirando sufría buscando otro amor para alivio de mi amor.

Ahora una palabra a ti, hija mía, si tú me escuchas y pones a un lado tu querer, dando el puesto real al Fiat Divino, también tú serás amada con amor singular de tu Creador, serás su sonrisa, lo pondrás en fiesta y serás vínculo de paz entre el mundo y Dios.

El alma:

Mamá bella, ayuda a tu hija, ponme tú misma en el Mar de la Divina Voluntad, cúbreme con las Olas del Eterno Amor a fin de que no vea ni oiga otra cosa que Voluntad Divina y Amor.

Florecita: Hoy para honrarme me pedirás todos mis actos y los guardarás en tu corazón, para que sientas la Fuerza de la Divina Voluntad que Reinaba en mí, y después los ofrecerás al Altísimo para agradecerle por todos los Oficios que me confió para salvar a las criaturas.

Jaculatoria: Reina de Paz, obtenme el Beso de Paz de la Voluntad Divina.

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Sigue Día 10


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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Día 8: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

8° día

Recibe el Mandato de su Creador de poner
a
salvo la suerte del género humano.

El alma a la Divina Mandataria:

Heme aquí contigo, Mamá celestial, siento que no sé estar sin mi querida Mamá, mi pobre corazón está inquieto y sólo lo siento en paz cuando estoy en tu regazo, como pequeña bebita estrechada a tu Corazón para escuchar tus Lecciones, tu dulce acento me endulza todas mis amarguras y dulcemente ata mi voluntad, y poniéndola como escabel bajo la Divina Voluntad me hace sentir su dulce Imperio, su Vida, su Felicidad.

Lección de la celestial Mandataria:

Hija mía queridísima, debes saber que yo te amo mucho, confíate a tu Mamá y está segura que alcanzarás la victoria sobre tu voluntad; si tú me eres fiel, yo tomaré todo el empeño sobre ti, te haré de verdadera Mamá, por eso escucha lo que hice por ti ante el Altísimo: Yo no hacía otra cosa que estarme sobre las rodillas de mi Padre celestial, Yo era pequeña, no había nacido aún, pero el Querer Divino del cual yo poseía la Vida, me facilitaba mis visitas a mi Creador, para mí, las puertas, los caminos estaban abiertos, yo no tenía miedo ni temor de Ellos, sólo la voluntad humana pone miedo, temor, desconfianza, y aleja a la pobre criatura de Aquél que tanto la ama y que quiere estar rodeado por Sus hijos. Así que si la criatura tiene miedo y teme y no sabe estar como hija ante su Padre, con su Creador, es señal de que la Divina Voluntad no reina en ella, y por eso son las torturadas, las mártires de la voluntad humana, por eso no hagas jamás tu voluntad, no quieras torturarte y martirizarte por ti misma, que es el más horrible de los martirios, sin sostén y sin fuerza. Por lo tanto, escúchame, yo me ponía en los Brazos de la Divinidad, mucho más que me esperaban y hacían fiesta al verme; me amaban tanto, que al presentarme vertían otros Mares de Amor y de Santidad en mi alma, no recuerdo haberme separado de Ellos sin que me agregaran otros Dones sorprendentes.

Entonces, mientras estaba en Sus Brazos yo rogaba por el género humano, y muchas veces con Lágrimas y suspiros lloraba por ti, hija mía, y por todos, lloraba por tu voluntad rebelde, por tu triste suerte de verte puesta en la esclavitud de ella, que te hacía infeliz; ver infeliz a mi hija me hacía derramar Lágrimas amargas, hasta bañar las Manos de mi Celestial Padre con mi llanto, y la Divinidad enternecida con mi llanto continuó a decirme: “Hija Nuestra querida, tu amor nos ata, tus Lágrimas extinguen el fuego de la Divina Justicia, tus Oraciones nos atraen tanto hacia las criaturas que no te sabemos resistir, por eso te damos a ti el Mandato de poner a salvo la suerte del género humano. Tú serás nuestra Mandataria en medio a ellos, a ti confiamos sus almas, tú defenderás Nuestros Derechos lesionados por sus culpas, estarás en medio, entre ellos y Nosotros, para ajustar las partidas entre ambas partes. Sentimos en ti la Fuerza invencible de Nuestra Voluntad Divina que por medio tuyo ruega, llora, ¿quién te puede resistir? Tus Plegarias son órdenes, tus Lágrimas imperan sobre Nuestro Ser Divino, por eso, adelante en tu empresa.”

Ahora, hija mía queridísima, mi pequeño Corazón se sentía consumir de Amor ante los modos amorosos del Hablar Divino, y con todo amor acepté Su Mandato al decirles: “Majestad Altísima, estoy aquí entre Vuestros Brazos, dispongan de mí como queráis, yo pondré incluso la vida, y si tuviera tantas vidas por cuantas criaturas hay, yo las pondría a disposición de ellas y Vuestra, para llevarlas a todas salvas a Vuestros Brazos Paternos. Y sin saber entonces que yo debía ser la Madre del Verbo Divino, yo sentía en mí la doble Maternidad, Maternidad hacia Dios, para defender Sus Justos Derechos; Maternidad hacia las criaturas, para ponerlas a salvo. Me sentía Madre de todos, el Querer Divino que Reinaba en Mí, que no sabe hacer obras aisladas, ponía en mi a Dios y a todas las criaturas de todos los siglos, en mi Materno Corazón sentía a mi Dios ofendido que quería ser satisfecho, y sentía a las criaturas bajo el imperio de la Justicia Divina. ¡Oh!, cuántas Lágrimas derramé, quería hacer descender mis Lágrimas en cada corazón para hacer sentir a todos, mi Maternidad toda de Amor. Lloré por ti y por todos, hija mía, por eso escúchame, ten piedad de mi llanto, toma mis Lágrimas para apagar tus pasiones y para hacer que tu voluntad pierda la vida. ¡Ah!, acepta mi Mandato, es decir, que tú hagas siempre la Voluntad de tu Creador.

El alma:

Mamá celestial, mi pobre corazón no resiste al oír cuánto me amas. ¡Ah!, me amas tanto, hasta llorar por mí, tus Lágrimas las siento descender en mi corazón y como tantas heridas me hieren y me hacen comprender cuánto me amas, y yo quiero unir mis lágrimas a las tuyas y rogarte llorando que no me dejes jamás sola, que me vigiles en todo, y si es necesario, golpéame también, hazme de Mamá y yo como pequeña hija tuya todo aceptaré de ti, a fin de que tu Mandato sea mi bienvenido y tú puedas llevarme en tus brazos a nuestro Padre celestial, como acto cumplido de tu Mandato Divino.

Florecita: Hoy para honrarme me darás tu voluntad, tus penas, tus lágrimas, tus ansias, tus dudas y temores en mis Manos Maternas, a fin de que como Mamá tuya las tenga en depósito en mi Corazón Materno, como prendas de mi hija, y yo te daré la preciosa prenda de la Divina Voluntad.

Jaculatoria: Mamá celestial, derrama tus Lágrimas en mi alma, a fin de que me curen las heridas que me ha hecho mi voluntad.

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Sigue Día 9


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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8 de Mayo: Apariciones de la Virgen de Cuapa en Nicaragua (1980).

8 de Mayo: Apariciones de la Virgen de Cuapa en Nicaragua (1980)

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8 de Mayo: Padre Stefano Gobbi (1930-2011) – Fundación del Movimiento Sacerdotal Mariano.

8 de Mayo: Padre Stefano Gobbi (1930-2011) – Fundación del Movimiento Sacerdotal Mariano

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8 de Mayo: Los Milagros de Nuestra Señora de Luján (1630).

8 de Mayo: Los Milagros de Nuestra Señora de Luján (1630)

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8 de Mayo – 19 y 29 de Septiembre: Las Apariciones de San Miguel Arcángel (490, 492 y 493).

8 de Mayo – 19 y 29 de Septiembre: Las Apariciones de San Miguel Arcángel (490, 492 y 493)

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Mi Libro de Oraciones Corregido – Horas de Reparación y Desagravio.

Mi Libro de Oraciones Corregido – Horas de Reparación y Desagravio.

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Día 7: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

7° día

Toma el Cetro de Mando y la Trinidad Sacrosanta
la Constituye como Su Secretaria.

El alma a la Divina Secretaria:

Reina Mamá, heme aquí a tus pies postrada, siento que yo, como hija tuya, no sé estar sin mi Mamá celestial, y si bien hoy vienes a mí con la Gloria del Cetro de Mando y con la Corona de Reina, también eres siempre mi Mamá, y si bien temblando, me arrojo en tus brazos a fin de que me sanes las heridas que mi mala voluntad ha hecho a mi pobre alma. Escucha, Mamá Soberana, si tú no haces un prodigio, si no tomas el Cetro de Mando para guiarme y tener tu dominio sobre todos mis actos para hacer que mi querer no tenga vida, ¡ah!, no tendré la bella suerte de venir al Reino de la Divina Voluntad.

Lección de la Reina del Cielo

Hija mía querida, ven a los brazos de tu Mamá y pon atención a escucharme, y oirás los inauditos Prodigios que el Fiat Divino hizo a tu Mamá celestial.

En cuanto tomé Posesión del Reino de la Divina Voluntad, terminaron Sus Pasos en mí, mucho más que estos seis pasos simbolizaban los seis días de la Creación, y en cada día de los cuales, pronunciando un Fiat, hacía como un paso, al pasar a crear ahora una cosa y ahora otra, el sexto día hizo el último paso con decir: “Fiat, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.”Y el séptimo se reposó en Sus Obras, como queriéndose gozar todo aquello que con tanta magnificencia había creado. Y en Su Reposo, observando Sus Obras decía: “Cómo son bellas Mis Obras, todo es orden y armonía.”Y viendo al hombre, en el ímpetu de Su Amor agregaba: “Pero el más bello eres tú, tú eres la corona de todas nuestras obras.”

Ahora, mi creación superó todos los prodigios de la Creación, y por eso la Divinidad quiso hacer con Su Fiat seis Pasos en mí, y comenzó Su Vida plena, entera y perfecta en mi Alma, y ¡oh!, en qué Alturas Divinas fui puesta por el Altísimo, los Cielos no podían ni alcanzarme, ni contenerme, la luz del sol era pequeña ante mi Luz, ninguna cosa creada podía alcanzarme. Yo navegaba los Mares Divinos como si fueran míos, mi Padre Celestial, el Hijo y el Espíritu Santo suspiraban tenerme en Sus Brazos para gozarse a Su pequeña hija, y, ¡oh!, el contento que experimentaban al sentir cómo los amaba, les rogaba y adoraba Su Alteza Suprema, mi amor, mis plegarias y adoraciones salían de dentro de mi Alma, del centro de la Divina Voluntad, sentían salir de mí olas de Amor Divino, castos perfumes, alegrías insólitas que partían de dentro del Cielo que Su mismo Querer Divino había formado en mi pequeñez, tanto, que no terminaban de repetir: “Toda Bella, toda Pura, toda Santa es Nuestra pequeña hija, sus palabras son cadenas que Nos acercan, sus miradas son dardos que Nos hieren, sus latidos son flechas que flechándonos Nos hacen delirar de Amor.” Sentían salir de mí la Potencia, la Fuerza de Su Divina Voluntad que nos hacía inseparables, y me llamaban: “Nuestra hija invencible que llevará victoria también a Nuestro Ser Divino.”

Ahora escúchame, hija mía, la Divinidad llevada por un exceso de Amor hacia mí, me dijo: “Hija Nuestra amada, Nuestro Amor no rige, se siente sofocado si no te confiamos Nuestros Secretos, por eso te elegimos como nuestra fiel Secretaria. A ti queremos confiar Nuestros Dolores y Nuestros Decretos, a cualquier costo queremos salvar al hombre, mira cómo va al precipicio, su voluntad rebelde lo arrastra continuamente al mal; sin la vida, la fuerza, el sostén de Nuestro Querer Divino se ha desviado del camino de su Creador y camina arrastrándose en la tierra, débil, enfermo y lleno de todos los vicios, pero no hay posibilidades de salvarlo, ni otras maneras para que salga, sino que descienda el Verbo Eterno, tomar sus despojos, sus miserias, sus pecados sobre Sí, hermanarse con él, vencerlo por camino del amor y de penas inauditas, darle tanta confianza para poder ponerlo nuevamente en Nuestros Brazos Paternos. ¡Oh!, cómo nos duele la suerte del hombre, Nuestro dolor es grande, no podíamos confiarlo a ninguno, porque no teniendo una Voluntad Divina que los domine, no podían jamás comprender ni Nuestro dolor, ni los graves males del hombre caído en el pecado. A ti es dado, porque posees Nuestro Fiat, el poderlo comprender, y por eso como a Secretaria Nuestra queremos revelarte Nuestros Secretos y poner en tus manos el Cetro de Mando a fin de que domines e imperes sobre todo, y tu dominio venza a Dios y al hombre, y Nos los lleves como hijos regenerados en tu Materno Corazón.”

¿Quién puede decirte, hija mía querida, qué sintió mi Corazón con este Hablar Divino? Se abrió en mí una vena de intenso dolor y me propuse, aun a costo de mi vida vencer a Dios y a las criaturas, y unirlas.

Ahora, hija mía, escucha a tu Mamá, te he visto sorprendida al oírme narrar la historia de la Posesión en el Reino de la Divina Voluntad, ahora debes saber que también a ti es dada esta suerte, si te decides a no hacer jamás tu voluntad, el Querer Divino formará Su Cielo en tu alma, sentirás la inseparabilidad Divina, te será dado el cetro de mando sobre ti misma, sobre tus pasiones, no serás más esclava de ti misma, porque sólo la voluntad humana pone en esclavitud a la pobre criatura, les corta las alas del amor hacia Aquél que la ha creado, le quita la fuerza, el sostén y la confianza de lanzarse a los Brazos de su Padre Celestial, de modo que no puede conocer ni Sus Secretos, ni el Amor grande con el que la ama, y por eso vive como extraña de la Casa de su Padre Divino. Qué lejanía pone entre Creador y criatura el humano querer, por eso escúchame, conténtame, dime que no darás más vida a tu voluntad, y yo te llenaré toda de Voluntad Divina.

El alma:

Mamá Santa, ayúdame, ¿no ves cómo soy débil? Tus bellas Lecciones me conmueven hasta las lágrimas, y lloro mi gran desventura de haber tantas veces caído en el laberinto de hacer mi voluntad, y me ha alejado de aquella de mi Creador. ¡Ah!, hazme de Mamá, no me dejes conmigo misma, con tu Potencia une el Querer Divino al mío, enciérrame en tu Corazón Materno donde estaré segura de no hacer jamás mi voluntad.

Florecita: Hoy para honrarme, te estarás bajo mi Manto para enseñarte a vivir bajo mis miradas, y recitándome tres Aves Marías, me rogarás que yo haga conocer a todos la Divina Voluntad.

Jaculatoria: Mamá Santa, enciérrame en tu Corazón a fin de que aprenda de ti a vivir de Voluntad Divina.

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Sigue Día 8


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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Día 6: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

6° día

El Sexto Paso de la Divina Voluntad en la Reina del Cielo.
Después del Triunfo en la Prueba, la Posesión.

El alma a la Virgen:

Mamá Reina, veo que me esperas de nuevo, y extendiéndome la mano me pones sobre tus rodillas, me estrechas a tu Corazón para hacerme sentir la vida de aquel Fiat Divino que tú posees. ¡Oh, cómo es reconfortante su calor, y como es penetrante su luz! ¡Ah!, Mamá santa, si tanto me amas, arroja el pequeño átomo de mi alma en aquel Sol de la Divina Voluntad que tú escondes, a fin de que también yo pueda decir: “Mi voluntad ha terminado, no tendrá más vida, sino que mi vida será la Divina Voluntad.”

Lección de la Reina del Cielo:

Hija queridísima, confía en tu Mamá y pon atención a mis Lecciones, ellas te servirán para hacerte aborrecer tu voluntad y hacerte desear en ti aquel Fiat Santo, que tanto anhelo formar Su Vida en ti.

Hija mía, tú debes saber que la Divinidad después de que se aseguró de mí en la Prueba que quiso, mientras todos creen que yo no tuve ninguna prueba y que bastaba a Dios hacer el gran portento que hizo de mí, que fuera Concebida sin mancha original, ¡oh!, cómo se engañan; antes bien quiso de mí una prueba que no ha pedido a ninguno, y esto lo hizo con Justicia y con suma Sabiduría, porque debiendo descender en mí el Verbo Eterno, no sólo no era decoroso que encontrara en mí la mancha de origen, sino que ni siquiera era decoroso que encontrara en mí una voluntad humana obrante; habría sido muy indecoroso para Dios descender en una criatura en que reinase la voluntad humana. Es por esto que quiso de mí, por prueba y por toda la vida, mi voluntad, para asegurar en mi Alma el Reino de la Divina Voluntad. Asegurado éste en mí, Dios podía hacer lo que quería de mí, todo podía darme, y puedo decir que nada me podía negar. Pero ahora regresemos al punto donde nos hemos quedado, me reservaré en el curso de mis Lecciones el narrarte lo que hizo esta Divina Voluntad en mí.

Ahora escucha, hija mía, después del Triunfo en la Prueba el Fiat Divino hizo el Sexto Paso en mi Alma, haciéndome tomar Posesión de todas las Propiedades Divinas, por cuanto a criatura es posible e imaginable. Todo era mío, Cielo, tierra, y el mismo Dios, del Cual poseía la misma Voluntad de Ellos, yo me sentía poseedora de la Santidad Divina, del Amor, de la Belleza, Potencia, Sabiduría y Bondad Divinas, me sentía Reina de todo, no me sentía extraña en la Casa de mi Padre celestial, sentía a lo vivo Su Paternidad y la suprema felicidad de ser Su hija fiel, puedo decir que crecí sobre las rodillas paternas de Dios, no conocí otro Amor, ni otra Ciencia, sino aquella que me suministraba mi Creador. ¿Quién puede decirte lo que hizo esta Divina Voluntad en mí? Me elevó tan en alto, me embelleció tanto, tanto, que los mismos Ángeles quedaron mudos, no sabiendo por dónde comenzar a hablar de mí.

Ahora, hija mía queridísima, tú debes saber que en cuanto el Fiat Divino me hizo tomar posesión de todo, me sentí poseedora de todo y de todos, la Divina Voluntad con Su Potencia, Inmensidad y Omnividencia encerraba en mi Alma a todas las criaturas, y yo sentía un pequeño lugar en mi Corazón Materno para cada una de ellas. Desde que fui Concebida yo te llevé en mi Corazón, y ¡oh!, cuánto te amé y te amo, te amé tanto que te hice de Madre ante Dios, mis oraciones, mis suspiros eran para ti, y en el delirio de Madre decía: “¡Oh!, cómo quisiera ver a mi hija poseedora de todo, como lo soy yo.” Por eso escucha a tu Mamá, no quieras reconocer más tu voluntad humana, si esto haces todo será común entre yo y tú, habrá una Fuerza Divina en tu poder, todas las cosas se convertirán en Santidad, Amor y Belleza Divinas. Y yo en el desahogo de mi Amor, así como me alabó el Altísimo: “Toda Bella, toda Santa, toda pura eres tú, ¡oh!, María.” Diré: “Bella, pura y santa es mi hija, porque posee la Voluntad Divina.”

El alma:

Reina del Cielo, también yo te saludo: “Toda Bella, Pura y Santa es mi Mamá celestial.” ¡Ah!, te ruego, si tienes un lugar para mí en tu Materno Corazón, enciérrame en él y así estaré segura que no haré más mi voluntad, sino siempre la de Dios, y la Mamá y la hija serán felices las dos.

Florecita: Hoy para honrarme recitarás por tres veces tres Gloria Patri, en agradecimiento a la Santísima Trinidad por el Reino que estableció en mí de la Divina Voluntad, dándome la Posesión de todo, y haciendo tuyas las palabras del Ser Supremo, en cada Gloria me dirás: “Toda Bella, Pura y Santa es mi Mamá.”

Jaculatoria: Reina del Cielo, hazme poseer por la Voluntad Divina.

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Sigue Día 7


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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6 de Mayo: Comienza la Preparación de 33 días según San Luis Mª Grignion de Montfort para la Consagración Total al Inmaculado Corazón de María en su Fiesta.

Preparación de 33 días para la Consagración Total a María según San Luis Mª Grignion de Montfort.

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