13 de Mayo: Apariciones de la Virgen en Marienfried, Alemania (1940),

13 de Mayo: Apariciones de la Virgen en Marienfried, Alemania (1940)

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13 de Mayo: Especial de la Virgen de Fátima (1917-1944),

13 de Mayo: Especial de la Virgen de Fátima (1917-1944)

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Día 12: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

12° día

Sale de la Cuna, da sus Primeros Pasos, y con sus Actos
infantiles llama a Dios a Descender sobre la tierra, y
llama a las criaturas a vivir en la Divina Voluntad.

El alma a la celestial Reinita:

Heme aquí de nuevo ante ti, mi querida Niñita, en la casa de Nazaret, quiero ser espectadora de tu Edad Infantil, quiero darte la mano mientras das tus primeros pasos, hablas con tu santa mamá y con tu padre Joaquín. Pequeña como eres, después que has empezado a caminar ayudas a Santa Ana en los pequeños servicios. Mamacita mía, cómo me eres querida y toda hermosa, ¡ah!, dame tus Lecciones para que siga tu Infancia y aprenda de ti a vivir aun en las pequeñas acciones humanas en el Reino de la Divina Voluntad.

Lección de la pequeña Reina del Cielo:

Mi hija querida, mi único deseo es el tener a mi lado a mi hija, sin ti me siento sola y no tengo a quién confiar mis Secretos. Por eso son mis premuras Maternas que buscan a mi lado a mi hija que tengo en el Corazón, para darte mis Lecciones y así hacerte comprender cómo se vive en el Reino de la Divina Voluntad. Pero en Ella no entra el querer humano, éste queda aplastado y en acto de sufrir continuas muertes ante la Luz, Santidad y Potencia de la Divina Voluntad. Pero ¿crees tú que el querer humano queda afligido porque el Divino Querer lo tiene en acto de morir continuamente? ¡Ah!, no, no, más bien se siente feliz de que sobre su voluntad agonizante renazca y surja la Voluntad Divina victoriosa y triunfante sobre la suya, porque le lleva Alegría y Felicidad sin término. Basta comprender, hija querida, qué significa hacerse dominar por Ella, y probarlo para hacer que la criatura aborrezca tanto su voluntad, que se dejaría hacer pedazos antes que salir de la Divina Voluntad.

Ahora escúchame, yo partí del Cielo sólo para hacer la Voluntad del Eterno, y si bien yo tenía mi Cielo en mí, el cual era la Voluntad Divina, y era inseparable de mi Creador, también me agradaba estar en la Patria Celestial, mucho más que estando la Divina Voluntad en mí, yo sentía los derechos de hija de estar con Él y de hacerme arrullar como pequeñita entre Sus Brazos Paternos y de participar a todos las Alegrías y Felicidad, Riquezas, Santidad que poseía cuanto más podía tomar y llenarme tanto hasta no poder contener más, y el Ser Supremo gozaba el ver que yo, sin temor, más bien con sumo amor me llenaba de Sus Bienes; yo no me maravillaba de que me hacía tomar lo que yo quería, era Su hija: una era la Voluntad que nos animaba, lo que querían Ellos quería yo. Así que sentía que las Propiedades de mi Padre Celestial eran mías, la única diferencia, que yo era pequeña y no podía abrazar ni tomar todos Sus Bienes, por cuantos tomaba, quedaban tantos que no tenía capacidad dónde ponerlos, porque siempre era criatura; en cambio la Divinidad era grande, inmensa, y en un solo Acto abrazaba todo. Por eso, a pesar de esto, en cuanto me hacían entender que debía privarme de Sus Alegrías Celestiales y de los castos abrazos que nos dábamos, yo partía del Cielo sin demora y regresaba en medio de mis queridos padres, ellos me amaban mucho, yo era toda amable, hermosa, alegre, pacífica y llena de gracia infantil, tanto, de raptarme el afecto de ellos, eran todo atención sobre de mí, era su joya, cuando me tomaban en sus brazos sentían cosas insólitas, y una Vida Divina palpitante en mí.

Ahora, hija de mi Corazón, tú debes saber que en cuanto comenzó mi vida acá abajo, la Divina Voluntad extendía Su Reino en todos mis Actos, así que mis oraciones, mis palabras, mis pasos, el alimento, el sueño que tomaba, los pequeños servicios con los cuales ayudaba a mi madre, eran animados por la Divina Voluntad, y como te he llevado siempre en mi Corazón te llamaba como hija mía; en todos mis actos llamaba a tus actos junto con los míos, a fin de que también en tus actos, aun indiferentes, se extendiera el Reino del Querer Divino. Escucha, cuánto te amaba: si oraba llamaba tu plegaria en la mía, a fin de que la tuya y la mía fueran valoradas con un solo valor y poder, cual era el valor y el poder de una Voluntad Divina; si hablaba llamaba tu palabra, si caminaba llamaba tus pasos, y si hacía las pequeñas acciones humanas indispensables a la naturaleza humana, como eran el tomar agua, barrer, ayudar a llevar leña a mi madre para encender fuego, y tantas otras cosas similares, yo llamaba a estos mismos actos tuyos a fin de que fueran valorados por una Voluntad Divina, y en los míos, y en tus actos, se extendiese Su Reino, y mientras te llamaba en cada acto mío, llamaba al Verbo Divino a descender sobre la tierra. ¡Oh!, cuánto te he amado, hija mía, quería tus actos en los míos para hacerte feliz y hacerte reinar junto conmigo. Y ¡oh!, cuántas veces yo te llamaba, y llamaba a tus actos, pero con sumo dolor mío los míos quedaban aislados y los tuyos los veía como extraviados en tu voluntad humana, que es horrible el decirlo, formaban el reino no divino, sino humano, el reino de las pasiones y el reino del pecado, de las infelicidades y desventuras. Tu Mamá lloraba sobre tu desventura, y en cada acto de voluntad humana que tú haces, pues conocía a qué reino infeliz te llevan; mis Lágrimas se derraman todavía para hacerte comprender el gran mal que haces; por eso escucha a tu Mamá, si tú hicieras la Divina Voluntad, por derecho te serán dadas la Alegría, la Felicidad, todo será en común con tu Creador, las debilidades, las miserias huirán de ti, y además serás la más querida de mis hijas, te tendré en mi mismo Reino para hacerte vivir siempre de Divina Voluntad.

El alma:

Mamá Santa, ¿quién puede resistir el verte llorar, y no escuchar tus santas Lecciones? Yo, con todo el corazón lo prometo, lo juro, el no hacer jamás, nunca más mi voluntad, y tú Mamá Divina no me dejes jamás sola, para que el imperio de tu presencia aplaste mi voluntad, para hacerme reinar siempre, siempre en la Voluntad de Dios.

Florecita: Hoy para honrarme, me darás todos tus actos para hacerme compañía en mi Infancia, diciéndome tres actos de amor en memoria de los tres años que yo viví con mi madre Santa Ana.

Jaculatoria: Poderosa Reina, rapta mi corazón para encerrarlo en la Voluntad de Dios.

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Sigue Día 13


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

Todos los Mensajes de Luisa Picarreta publicados en este blog:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/tag/luisa-picarreta/


 

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12 de Mayo: San Pancracio, Mártir (†303).

12 de Mayo: San Pancracio, Mártir (†303)

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12 de Mayo: Milagro Eucarístico Beata Imelda (1333).

12 de Mayo: Milagro Eucarístico Beata Imelda (1333)

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Día 11: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

11° día

En sus Primeros Años de su Vida acá abajo,
forma un Áncora  para hacer surgir en los corazones
el Día suspirado de Luz y de Gracia.

El alma a la Reinita Niña:

Heme aquí de nuevo junto a tu Cuna, Mamita celestial, mi pequeño corazón se siente fascinado por tu Belleza, y no sé separar la vista de una belleza tan rara. Cómo es dulce tu mirada, el gesticular de tus manitas me llama para abrazarme y estrecharme a tu Corazón ahogado de Amor. Mamita Santa, dame tus Llamas a fin de que quemes mi voluntad y así pueda contentarte viviendo junto contigo de Voluntad Divina.

Lección de la Reina del Cielo:

Hija mía, si tú supieras cómo mi Materno Corazoncito se alegra al verte junto a mi Cuna para escucharme, me siento realmente Reina y Madre, porque teniéndote cercana no soy una Madre estéril ni una Reina sin pueblo, sino que tengo a mi querida hija, que me ama tanto y que quiere que haga con ella el oficio de Mamá y de Reina. Por eso tú eres la portadora de alegría a tu Mamá, mucho más que vienes a mi regazo para que te enseñe a vivir en el Reino de la Divina Voluntad; tener una hija que quiere vivir junto conmigo en este Reino tan Santo, es para tu Mamá la gloria, el honor, la fiesta más grande.

Por eso ponme atención, hija mía querida, y yo continuaré narrándote las maravillas de mi Nacimiento. Mi Cuna estaba circundada por Ángeles que hacían competencia para cantarme cánticos de cuna, como a su Soberana Reina, y como estaba dotada de razón y de ciencia infundida en mí por mi Creador, hice mi primer deber de adorar, con mi inteligencia y también con mi vocecita de Niña balbuceante a la Santísima Trinidad adorable, y fue tanto el ímpetu de mi Amor hacia una Majestad tan Santa, que sintiéndome languidecer deliraba porque quería encontrarme entre los Brazos de la Divinidad para recibir Sus abrazos y darle los míos. Entonces los Ángeles, para los cuales mis deseos eran órdenes, me tomaron y llevándome sobre sus alas me condujeron a los Brazos amorosos de mi Padre Celestial, ¡oh!, con cuánto amor me esperaba, yo iba del exilio y los pequeños momentos de separación entre Él y yo eran causa de nuevos incendios de amor, eran Dones que me preparaba para darme, y yo encontraba nuevos recursos para pedir piedad, misericordia para mis hijos que, viviendo en el exilio, estaban bajo los azotes de la Divina Justicia, y llevada por el amor les decía: “Trinidad Adorable, yo me siento feliz, me siento Reina, no conozco qué cosa sea infelicidad y esclavitud, sino sólo Vuestro Querer que Reina en mí; son tales y tantas las alegrías, la felicidad, que pequeña como soy no puedo abrazarlas todas, pero en tanta felicidad, una vena de amargura intensa hay dentro de mi pequeño Corazón, siento en ella a mis hijos infelices, esclavos de su voluntad rebelde. Piedad, Padre Santo, piedad, ¡ah!, haz completa mi felicidad, estos hijos infelices que llevo más que Madre en mi Materno Corazón, vuélvelos felices, haz descender al Verbo Eterno sobre la tierra y todo será acordado, yo no descenderé de tus rodillas paternas si no me das el reescrito de Gracia, de modo que pueda llevar a mis hijos la alegre nueva de su Redención.” La Divinidad quedaba conmovida por mis plegarias y colmándome de nuevos Dones me decía: “Regresa al exilio y continúa tus plegarias, extiende el Reino de Nuestra Voluntad en todos tus actos que a su tiempo te contentaremos.”Pero no me decían ni cuándo, ni dónde habría de descender. Por eso yo partía del Cielo sólo para cumplir la Divina Voluntad, esto para mí era el sacrificio más heroico, pero lo hacía de buena gana para hacer que Ella sola tuviese el pleno dominio sobre mí.

Ahora escucha, hija mía, cuánto me costó tu alma, hasta amargarme el inmenso océano de mis alegrías y felicidad; cada vez que tú haces tu voluntad te vuelves esclava y sientes tu infelicidad, y yo como tu Mamá siento en mi Corazón la infelicidad de mi hija. ¡Oh!, cómo es doloroso tener hijos infelices, por eso lo que más te debe importar es el hacer la Divina Voluntad, como yo, que llegaba hasta alejarme del Cielo para que mi voluntad no tuviese vida en mí.

Ahora, hija mía, continúa escuchándome, el primer deber en todos tus actos sea adorar a tu Creador, conocerlo y amarlo, esto te pone en el orden de la Creación, y ven a reconocer a Aquél que te ha creado; éste es el deber más santo de cada criatura, reconocer su origen. Ahora, tú debes saber que este mi subir y descender al Cielo, este rogar, formaba la Aurora en torno a mí que, expandiéndose en todo el mundo, circundaba los corazones de mis hijos para hacer que al Alba surgiera la Aurora, para hacer despuntar el esperado Día sereno de la Venida del Verbo Divino a la tierra.

El alma:

Mamita celestial, al verte recién Nacida y darme Lecciones tan santas, yo me siento raptar y comprendo cuánto me amas, hasta volverte infeliz por causa mía. ¡Ah!, Mamá Santa, tú que tanto me amas haz descender en mi corazón la Potencia, el Amor, las Alegrías que te inundan, a fin de que llena de ellas, mi voluntad no encuentre lugar para vivir en mí y libremente ceda el lugar al dominio de la Divina Voluntad.

Florecita:Hoy para honrarme harás tres actos de adoración a tu Creador recitando tres Gloria Patri para agradecerle por cuantas veces tuve la Gracia de ser admitida a Su Presencia.

Jaculatoria: Mamá celestial, haz surgir la Aurora Divina de la Divina Voluntad en mi alma.

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Sigue Día 12


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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Novena de Pentecostés, por Bernabé Nwoye – Nigeria.

NOVENA DE PENTECOSTÉS

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Día 10: Consagración a la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad para culminar el 31 de Mayo.

De los Escritos de Luisa Picarreta:
«La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.»

10° día

Alba que surge para poner en fuga la noche del
querer humano. Su Nacimiento glorioso.

El alma a la Reina del Cielo:

Heme aquí, ¡oh!, Mamá Santa, cercana a tu Cuna para ser espectadora de tu Nacimiento portentoso, los Cielos estupefactos, el sol te fija con su luz, la tierra exulta de alegría y se siente honrada por ser habitada por su pequeña Recién Nacida Reina, los Ángeles hacen competencia para rodear tu Cuna para honrarte y estar listos a tus indicaciones. Así que todos te honran y quieren festejar tu Nacimiento, también yo me uno a todos, y postrada ante tu Cuna, ante la cual veo como raptados a tu madre Ana y a tu padre Joaquín, quiero decirte mi primera palabra, quiero confiarte mi primer secreto, quiero vaciar mi corazón en el tuyo y decirte: “Mamá mía, tú que eres Alba anunciadora del Fiat Divino sobre la tierra, ¡ah!, pon en fuga la tenebrosa noche del humano querer en mi alma y en el mundo entero. ¡Ah!, sí, sea tu Nacimiento nuestra esperanza, que como nueva Alba de Gracia nos regenere en el Reino de la Divina Voluntad.

Lección de la Recién Nacida Reina:

Hija de mi Corazón, mi Nacimiento fue prodigioso, ningún otro nacimiento puede decirse igual al mío, yo encerraba en mí el Cielo, el Sol de la Divina Voluntad, y también la tierra de mi humanidad, pero tierra bendita y santa que contenía las más bellas flores, y si bien Recién Nacida apenas, yo contenía el prodigio de los más grandes prodigios: El Querer Divino Reinante en mí, el cual encerraba en mí un Cielo más bello, un Sol más refulgente que el de la Creación, del cual era también Reina; contenía también un Mar de Gracias sin confines que murmuraba siempre amor, amor hacia mi Creador. Por eso mi Nacimiento fue el verdadero Amanecer que pone en fuga la noche del humano querer, y conforme iba creciendo, así formaba la Aurora y llamaba el día esplendidísimo para hacer surgir el Sol del Verbo Eterno sobre la tierra.


Hija mía, ven a mi Cuna a escuchar a tu pequeña Mamita. En cuanto nací, abrí los ojos para ver este bajo mundo, para ir en busca de todos mis hijos para encerrarlos en mi Corazón, darles mi Materno Amor y regenerándolos a la nueva vida de amor y de gracia, darles el paso para hacerlos entrar en el Reino del Fiat Divino, del cual era poseedora. Quise hacerla de Reina y de Madre encerrando a todos en mi Corazón para poner a todos al seguro y darles el gran Don del Reino Divino. En mi Corazón tenía lugar para todos, porque para quien posee la Divina Voluntad no hay estrecheces, sino amplitudes infinitas, por eso te vi también a ti, hija mía, ninguno se me escapó; aquel día todos festejaron mi Nacimiento y también para mí fue fiesta, más sin embargo al abrir mis ojos a la luz tuve el dolor de ver a las criaturas en la densa noche del querer humano. ¡Oh!, en qué abismo de tinieblas se encuentra envuelta la criatura que se hace dominar por su voluntad, ésa es la verdadera noche, pero noche sin estrellas, a lo más algunos rayos fugaces, que fácilmente son seguidos por truenos, que rumoreando acumulan más densas tinieblas y descargan la tempestad sobre la pobre criatura, tempestad de miedo, de debilidades, de peligros, de caídas en el mal. Mi pequeño Corazón quedó traspasado al ver a mis hijos bajo esta horrible tempestad en que la noche del humano querer los había arrollado. Ahora escucha a tu Mamá, estoy en la cuna todavía, soy pequeña, ve mis Lágrimas que derramo por ti, cada vez que haces tu voluntad es una noche que formas para ti, y si tú supieras cuánto mal te hace esta noche, llorarías conmigo, te hace perder la luz del día del Querer Santo, te voltea de cabeza, te paraliza en el bien, te rompe el verdadero amor y quedas como una pobre enferma a la que le faltan las cosas necesarias para curarse. ¡Ah!, hija mía, hija querida, escúchame, no hagas más tu voluntad, dame tu palabra que contentarás a tu pequeña Mamita.

El alma:

Mamita Santa, me siento temblar al sentir la fea noche de mi voluntad, por eso estoy aquí cerca de tu Cuna para pedirte la gracia, que por tu Nacimiento prodigioso me hagas renacer en la Divina Voluntad, yo me estaré siempre cerca de ti, celestial Niñita, uniré mis plegarias y mis lágrimas a las tuyas para impetrar para mí y para todos, el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra.

Florecita: Hoy para honrarme vendrás tres veces a visitarme en mi Cuna, diciéndome cada vez: “Celestial Niñita, hazme renacer junto contigo en la Vida de la Divina Voluntad.”

Jaculatoria: Mamacita mía, haz surgir el Alba de la Divina Voluntad en mi alma.

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Sigue Día 11


Fuente:
Luisa Picarreta, La Reuna del Cielo.
Luisa Picarreta, Libro de Oraciones en la Divina Voluntad.

Oraciones Para la Semana, por Luisa Picarreta:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2024/02/oraciones-para-la-semana-1.pdf

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Jueves de la Ascención: Comienza el Decenario al Espíritu Santo, por Francisca Javiera del Valle – Día 1.

Jueves de la Ascención: Comienza el Decenario al Espíritu Santo, por Francisca Javiera del Valle – Día 1.

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Hora Santa en Honor al Sagrado Corazón de Jesús.

Hora Santa en Honor al Sagrado Corazón de Jesús

CORONA EN HONOR AL CORAZÓN DE JESÚS

Oraciones de la Guardia de Honor.

Reza la siguiente Corona en Mi honor, Corona compuesta por 33 Cuentas y 5 Glorias, para honrar los 33 Años de Mi Vida y Mis 5 Sagradas Llagas.

(Son tres decenas de cuentas pequeñas;
separadas, cada seis, por una cuenta de Gloria;
más las tres cuentas finales).

Tomando la Cruz en tus manos, rezarás el Magníficat para honrar los Primeros Movimientos de Mi Sagrado Corazón. También, por la Unidad de Mi Corazón con el Corazóm de Mi Madre.

Rezar en el Crucifijo:

  Proclama Mi Alma la grandeza del Señor,
se alegra Mi Espíritu en Dios, Mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de Su Esclava.

Desde ahora Me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por Mí:
Su Nombre es Santo

y Su Misericordia llega a Sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con Su Brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, Su siervo,
acordándose de la Misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

“Por todas las alabanzas que juntos tributamos a la Santísima Trinidad, en los Glorias dirás el Padre Nuestro, para honrar Mis 5 Llagas.

Rezar en las 5 cuentas de Gloria:

V:  Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre. Venga a nosotros Tu Reino. Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.
R:  Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

En las 33 cuentas dirás:

Rezar en las 30 cuentas pequeñas:
¡Oh, Verdadero Adorador y Único Amador de Dios!: Ten piedad de nosotros.

Rezar en las 3 últimas cuentas:
¡Oh, Verdadero Adorador y Único Amador de Dios!: Ten piedad de nosotros.

Y Mi Divino Corazón se ensanchará de Amor por ti. Y Mi Divino Corazón arderá de Amor por ti, traspasará tu corazón con Mis Rayos de Luz Divina.

***

Todos los jueves, de 11 a 12 de la noche, ofrece esta Hora Santa para aplacar a la Divina Justicia y pedir misericordia por todos los pecadores. Durante la Hora Santa, repara también porque Mi Dulce Corazón es herido, ultrjado y profanado en la Hostia Santa.

De rodillas, pídeme perdón y misericordia, y hazme un homenaje con las siguientes invocaciones:

    Corazón de Jesús, desconocido y despreciado.
            —Ten piedad de mí.
†    Corazón de Jesús, calumniado y perseguido.
              —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, abandonado de los hombres y tentado.
             —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, traicionado y vendido a vil precio.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, vituperado, acosado y condenado injustamente.
           —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, vestido con traje de oprobio y vergüenza.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, abofeteado y burlado.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, arrastrado con la cuerda al cuello.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, azotado hasta derramar Sangre.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, pospuesto a Barrabás.
           —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, despojado de Tus vestiduras.
           —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, tratado por loco y poseso del demonio.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, coronado de espinas y saludado con mofa.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, cargado con la Cruz, entre las maldiciones del pueblo.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, abrumado de injurias, de dolores y humillaciones.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, triste hasta la muerte.
           —Ten piedad de mí.

†    Corazón de Jesús, abatido, ultrajado y escarnecido.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, colgado de un infame madero en compañía de ladrones.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, anonadado, des-honrado entre los hombres.
           —Ten piedad de mí.

    Corazón de Jesús, agobiado de toda especie de Dolores.
           —Ten piedad de mí.

V:  ¡Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo!
R:  ¡Sana las Heridas del Sacratísimo Corazón de Jesús! (TRES VECES).

Virtudes del Corazón de Jesús

♥   Corazón Benignísimo de Jesús.
            —Apiádate de mi corazón.
♥   Corazón Hermosísimo de Jesús.
            —Atrae mi corazón.
♥   Corazón Bondadoso de Jesús.
            —Cautiva mi corazón.
♥   Corazón Amable de Jesús.
            —Alienta mi corazón.
♥   Corazón Amoroso de Jesús.
            —Inflama mi corazón.
♥   Corazón Esforzado de Jesús.
            —Sostén mi corazón.
♥   Corazón Prudente de Jesús.
            —Dirige mi corazón.
♥   Corazón Atribulado de Jesús.
            —Conforta mi corazón.
♥   Corazón Misericordioso de Jesús.
            —Manifiéstate en mi corazón.
♥   Corazón Caritativo de Jesús.
            —Transforma mi corazón.
♥   Corazón Glorioso de Jesús.
            —Triunfa en mi corazón.
♥   Corazón Alegre de Jesús.
            —Contenta mi corazón.
♥   Corazón Humilde de Jesús.
            —Confunde mi corazón.
♥   Corazón Resplandeciente de Jesús.
            —Ilumina mi corazón.
♥   Corazón Justo de Jesús.
            —Regula mi corazón.
♥   Corazón Generoso de Jesús.
            —Enriquece mi corazón.
♥   Corazón Obediente de Jesús.
            —Somete mi corazón.
♥   Corazón Paciente de Jesús.
            —Soporta mi corazón.
♥   Corazón Manso de Jesús.
            —Amansa mi corazón.
♥   Corazón Victorioso de Jesús.
            —Triunfa en mi corazón.
♥   Corazón Vigilante de Jesús.
            —Vela sobre mi corazón.
♥   Corazón Magnánimo de Jesús.
            —Ensancha mi corazón.
♥   Corazón Sapientísimo de Jesús.
           —Instruye mi corazón.
♥   Corazón Regio de Jesús.
            —Gobierna mi corazón.
♥   Corazón Santísimo de Jesús.
            —Purifica mi corazón.
♥   Corazón Celosísimo de Jesús.
            —Abraza mi corazón.
♥   Corazón Constante de Jesús.
            —Consolida mi corazón.
♥   Corazón Poderosísimo de Jesús.
            —Deifica mi corazón.
♥   Corazón de Jesús, abrasado de todo amor nuestro.
            —Inflama nuestro corazón en Amor Tuyo.

Oración:
Revístenos, Señor Jesús, con las Virtudes de Tu Santísimo Corazón e inflámanos con Sus Afectos, para que merezcamos conformarnos con la Imagen de Tu Bondad y ser partícipes de Tu Redención. Amén.

Letanía de la Humildad

V:  Jesús, Manso y Humilde de Corazón.
R:  Óyeme.

   Del deseo de ser lisonjeado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser alabado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser honrado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser aplaudido (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser preferido (a) a otros.
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser consultado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del deseo de ser aceptado (a).
            —Líbrame, Jesús.

   Del temor de ser humillado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser despreciado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser reprendido (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser calumniado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser olvidado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser puesto (a) en ridículo.
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser injuriado (a).
            —Líbrame, Jesús.
   Del temor de ser juzgado (a) con malicia.
            —Líbrame, Jesús.

   Que otros sean más amados que yo.
            —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que otros sean más estimados que yo.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que otros sean alabados y de mí no se haga caso.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que otros sean preferidos a mí en todo.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.
   Que los demás sean más santos que yo, con tal que yo sea todo lo santo (a) que pueda.
          —Jesús, dame la gracia de desearlo.

Oración:
¡Oh!, Jesús, que siendo Dios, Te humillaste hasta la muerte, y Muerte de Cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio: Concédenos la Gracia de aprender y practicar Tu ejemplo para que, humillados como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de Ti en el Cielo. Amén.

***

ORACIONES DE LA GUARDIA DE HONOR AL CORAZÓN DE JESÚS

OFRECIMIENTO DE LA HORA DE GUARDIA

Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, Te ofrezco esta Hora de Guardia durante la cual, en unión con los Santos Patronos de ella, y pidiéndote por… (Intenciones particulares de la hora), deseo especialmente amarte, glorificarte y reparar las ofensas que recibes de todos los hombres.

Acepta, con esta intención, mis pensamientos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos de esta hora. Y recibe mi corazón, que generosamente Te entrego, suplicándote lo consumas con el Fuego de Tu Purísimo Amor. Tú, que Vives y Reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

V:  Sagrado Corazón de Jesús.
R:  Venga a nosotros Tu Reino.

V:  Jesús, Manso y Humilde de Corazón.
R:  Haz mi corazón semejante al Tuyo.

V:  Inmaculado Corazón de María.
R:  Protege a la Guardia de Honor del Corazón de Tu Hijo. Amén.

PRECIOSÍSIMA OFRENDA

Padre Eterno, recibe en sacrificio de propiciación, por las necesidades de la Iglesia y de mi patria _______ , y en reparación de los pecados de los hombres, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la Herida del Divino Corazón de Jesús, y ten misericordia de nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío (3 VECES).

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Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita Mª Alacoque, Francia (1647-1690)

Me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, acciones, penas y sufrimientos, para que utilice mi cuerpo solo para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón.

Éste es mi propósito definitivo, único: ser todo (a) de Él, y hacer todo por amor a Él; y al mismo tiempo, renunciar con todo mi corazón a cualquier cosa que no le complace.

Además, tomarte, ¡oh, Sagrado Corazón!, para que seas el único objeto de mi amor, el Guardián de mi vida, mi Seguro de Salvación, el Remedio para mis debilidades e inconstancia; la Solución de los errores de mi vida, y mi Refugio seguro en la hora de la muerte.

Sé, pues, ¡oh, Corazón de Bondad!, mi Intercesor ante Dios Padre y líbrame de Su Sabia Ira.

¡Oh, Corazón de Amor!, pongo toda mi confianza en Ti, pues temo de mis debilidades y fallas, pero tengo esperanza en Tu Divinidad y Bondad.

Quita de mí todo lo que está mal y todo lo que provoque que no haga Tu Santa Voluntad. Permite a Tu Amor Puro, que se imprima en lo más profundo de mi corazón, para que yo no me olvide ni separe de Ti.

Que yo obtenga de Tu amada Bondad la Gracia de tener mi nombre escrito en Tu Corazón, para depositar en Ti toda mi felicidad y gloria, vivir y morir en Bondad Tuya. Amén.

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ORACIÓN DE REPARACIÓN

Santa Gertrudis, Alemania (1256-1301)

Por Tu Corazón Herido, querido Señor, traspasa el mío tan profundamente con el dardo de Tu Amor, que ya no pueda más contener cosas terrenas, sino que sea gobernado tan sólo por la acción de Tu Divino Amor. Amén.

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ÁBREME TU SAGRADO CORAZÓN

Papa Pío IX, Italia (1792-1878)

Ábreme Tu Sagrado Corazón, ¡oh, Jesús! Muéstrame Sus Encantos, úneme a Él para siempre. Que todos los movimientos y palpitaciones de mi corazón, aún durante el sueño, Te sean un testimonio de mi amor y Te digan sin cesar:

Sí, Señor Jesús, yo Te adoro. Acepta el poco bien que practico; hazme quedar a Tu merced para reparar el mal cometido, para que Te alabe en todo momento y Te bendiga durante la eternidad. Amén.

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DESPEDIDA AL CORAZÓN DE JESÚS

¡Salve! Corazón abierto,
Santa y Dulce Habitación.
Adiós, Jesús de mi vida,
dame Tu Bendición.

¡Salve! Corazón cargado
con la Cruz de Tu Pasión.
Adiós, Jesús de mi vida
dame Tu Bendición.

¡Salve! Corazón Punzado
con nuestro olvido y traición.
Adiós, Jesús de mi vida
dame Tu Bendición.

Adiós Amante Querido,
Dueño de mi corazón.
Adiós, Jesús de mi vida
dame Tu Bendición.

¡Oh!, mi Jesús, dame Tu Santa Bendición, defiéndeme de la malicia de mis enemigos espirituales e invisibles. Yo pongo mi alma en Tus Manos;
guárdala en el tiempo y en la eternidad. Amén, Jesús.

  En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

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PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Santa Margarita Mª Alacoque, Francia (1647-1690)

  1. “Daré a Mis devotos las gracias necesarias a su estado.”
  2. “Pondré paz en sus familias.”
  3. “Los consolaré en sus penas.”
  4. “Seré su Amparo y Refugio seguro durante la vida y particularmente en la hora de su muerte.”
  5. “Bendeciré abundantemente todas sus empresas.”
  6. “Los pecadores hallarán en Mi Corazón la Fuente inagotable de la Misericordia.”
  7. “Las almas tibias se harán fervorosas.”
  8. “Las almas fervorosas se elevarán con rapidez a gran perfección.”
  9. “Daré a los Sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.”
  10. “Bendeciré las casas en que la Imagen de Mi Corazón sea expuesta y honrada.”
  11. “Las personas que propaguen esta Devoción tendrán su nombre escrito en Mi Corazón y jamás será borrado de Él.”
  12. “Yo prometo, en la excesiva Misericordia de Mi Corazón, que Mi Amor Todopoderoso concederá a todos los que comulguen los Nueve Primeros Viernes consecutivos de cada mes, la Gracia de la perseverancia final: No morirán en desgracia, ni sin recibir los Sacramentos; haciéndose Mi Corazón su Asilo seguro en aquella última hora.”

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ACTO DE REPARACIÓN

Oración enseñada por la Virgen a los pastorcitos
videntes de Fátima, el 13 de Julio de 1917.

“Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio:

¡Oh!, Jesús, es por Tu Amor,
por la conversión de los pecadores,
y en reparación por los pecados cometidos
contra el Inmaculado Corazón de María.”

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ORACIÓN PARA ENVIAR A TU ÁNGEL
DE LA GUARDA A LA SANTA MISA

¡Oh!, Santo Ángel de la Guarda a mi lado: Ve a la Iglesia por mí, arrodíllate en mi lugar en la Santa Misa donde deseo estar.

En el Ofertorio, toma lo que soy y tengo y colócalo como un sacrificio sobre el Trono del Altar. En la Sagrada Consagración, adora con Amor Seráfico a mi Jesús, bajado del Cielo, escondido en la Hostia.

Ora por aquellos que me aman verdaderamente y por los que me causan dolor. Que la Sangre de Jesús pueda limpiar todos los corazones que sufren y dé alivio a las Almas.

Cuando el Sacerdote tome la Comunión, tráeme a mi Señor, que Su Dulce Corazón pueda estar en el mío y yo ser Su templo.

Ora para que el Divino Sacrificio pueda borrar todos los pecados del hombre. nLuego, tráeme a casa la Bendición de Jesús, la Promesa de todas las Gracias. Amén.

ORACIÓN PARA PROTEGER LA SANTA
EUCARISTÍA DE SER PROFANADA

Padre Eterno, en el Nombre de Jesús Te pido, me permitas Comulgar Espiritualmente todas las partículas de las Hostias, que han caído al piso o se han quedado en las manos, y las Hostias que han sido y serán robadas para ser profanadas en cualquier lugar del mundo. Que antes de que sean ultrajadas o pisoteadas estas Hostias y partículas, pueda yo Comulgar la Esencia que hay ahí, el Cuerpo Sacratísimo y la Sangre Bendita de Tu Divino Hijo.

Ven, Jesús, a mi corazón, deseo pedirte perdón por los sacrilegios, profanaciones e irreverencias que se cometen con la Comunión recibida en las manos, Quiero abrazarte y amarte… y después depositarte en los Brazos de Tu Madre Santísima, NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, para que Ella Desagravie, Repare, Adore y Bendiga Tu Corazón dolido por la ingratitud del hombre. Amén.

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Fuente:

Todas las Oraciones en PDF publicadas en este Blog:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/oraciones/

 

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