12 de Noviembre: Profecías atribuidas a San Nilo (430)

12 de Noviembre
Año: †430 / Lugar: SINAÍ, Egipto
Profecías
San Nilo el Sinaita (†430)



San Nilo el Sinaita

San Nilo el Sinaita, fue uno de los muchos discípulos y fervientes defensores de San Juan Crisóstomo. Desde ahí Nilo escribió dos cartas de protesta al emperador Arcadio cuando éste desterró a San Juan Crisóstomo de Constantinopla. Algunos años más tarde, los árabes saquearon el monasterio, asesinaron a muchos monjes y se llevaron preso a Teódulo. Nilo los siguió con la esperanza de rescatar a su hijo. Por fin, lo encontró en Eleusa, al sur de Beersheba, ya que el obispo de esa ciudad, compadecido de la suerte de Teódulo, le había comprado a los árabes y le había dado trabajo en la iglesia. El obispo de Eleusa confirió la ordenación sacerdotal a Nilo y a su hijo antes de que partiesen de nuevo al Sinaí. San Nilo llegó a ser muy conocido por los escritos teológicos, bíblicos y sobre todo ascéticos que se le atribuyen. Las cartas suyas que se conservan, muestran cuán lejos había llegado en la vida interior y en el estudio de la Sagrada Escritura y cuan frecuentemente acudían a consultarle personas de todas las clases sociales. San Nilo escribió todo un tratado para demostrar que la vida eremítica es mejor que la de los monjes que viven en comunidad en las ciudades, pero hace notar que también los ermitaños tienen sus dificultades y pruebas particulares… Los anacoretas del Sinaí fueron eliminados durante el siglo VII y sólo el monasterio de Santa Catalina perduró gracias en parte a las fortificaciones que lo protegían…

Profecías atribuidas a San Nilo:

«… Con la proximidad de la venida del anticristo, la inteligencia del hombre será oscurecida por las pasiones de la carne. Regirá la irreligión y la iniquidad. Se habrá perdido el respeto por los padres y se extinguirá el amor. La inmoralidad será la regla suprema. La mentira y la codicia llegarán a alcanzar el cenit, así como la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, el latrocinio y el homicidio. La fe se disminuirá hasta el grado cero. Entonces el anticristo asumirá el dominio de la Tierra por medio de promesas ficticias y otros prodigios. Dotará a los humanos de una sabiduría perversa para crear nuevas formas de comunicación de ‘unos con otros de una parte del globo a la otra.’ Los hombres a manera de aves volarán por el firmamento y al estilo de los peces penetrarán en las profundidades del océano. La humanidad gozará de un cómodo bienestar material sin precedentes, pero esta misma comodidad les producirá una decepción satánica. En ese momento Dios, ante la destrucción de la raza humana, abreviará los días de decepción para que no sucumban engañados hasta los elegidos; y de repente, aparecerá  una espada de dos filos que exterminará a cuantos siguieron al embaucador.»

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Tomado del Año Cristiano o Ejercicios Devotos para Todos los Días del Año. Barcelona, 1863 – Noviembre, Día 12, Página 217.

San Nilo, Anacoreta, Padre de la Iglesia y Confesor

La nobleza, dignidades, honores y riquezas no dieron tanto realce al nombre de Nilo como el desprecio que hizo de todo esto por el amor de Cristo. Cuando se retiró cuidó tanto de vivir desconocido de todo el mundo, que se nos ha ocultado el modo de vida que tuvo en el desierto; y todo cuanto de ella se sabe está reducido a circunstancias generales. Parece que fue natural de Ancira en Galacia, dice Orsi: por sus escritos aparece haber tenido una educación regular, en que habían llevado siempre el ascendiente la piedad y la religión. No es cosa averiguada en qué tercio de su vida tuvo por maestro a san Crisóstomo; pero no pudo menos de ser en Antioquía, a donde le conduciría la reputación grande de aquel Doctor, acaso cuando renunció su gobierno para abandonar al mundo. San Nilo fue casado, tuvo dos hijos, vivió con esplendor grande y dignidad, y fue elevado por el Emperador al puesto honorífico de prefecto o gobernador de Constantinopla.

La ambición, la avaricia y las envidias que reinaron en la corte de Arcadio no pudieron menos de alarmar la conciencia de un magistrado piadoso y timorato, que en todas sus acciones nada temía tanto como autorizar o condescender en cualquiera género de pecado o injusticia. Y el deseo de vivir sólo para Dios y para sí obró tanto en él, que aunque con mucha dificultad obtuvo el consentimiento de su mujer para retirarse del mundo por los años de 390. Dejó su hijo mayor al cuidado de ella, para que le enseñase las respectivas obligaciones de su estado en el mundo, y en compañía del menor, llamado Teodulo, se fue a hacer una vida solitaria en el desierto de Sinaí. En este retiro vivieron juntos entregados a los ejercicios del estado monástico, y pasaron muchos conflictos con sus enemigos visibles e invisibles.

Las obras que nos ha dejado san Nilo las solicitaron mucho los antiguos, y como nota justamente Focio, demuestran la excelente perfección de su virtud, y su grande talento de elocuencia. En su tratado sobre la vida monástica, observa que Cristo bajó de los cielos a enseñar a los hombres el verdadero camino de la virtud y de la sabiduría, a que eran enteramente extranjeros todos los sabios de la antigüedad. Añade que los Cristianos primitivos imitaban a su Maestro en todo, pero que resfriado este celo, algunas personas tomaban la resolución de abandonar los negocios embarazosos de este mundo, y renunciaban riquezas y placeres, para aplicarse mejor al ejercicio de todas las virtudes y al dominio de sus pasiones; pero que este estado tan santo en su origen había degenerado tanto entonces, que algunos de los que le profesaban le desgraciaban con sus desarreglos. Censura estos desórdenes con mucho fervor y agudeza en esta y en otras obras ascéticas, en que recomienda fuertemente la pobreza voluntaria, la obediencia, la paz y la humildad.

En su libro sobre la oración, obra particularmente admirada de Focio, se establecen muchas máximas excelentes. Encarga el Santo que pidamos a Dios en primer lugar el don de oración, y supliquemos al Espíritu Santo forme en nuestros corazones aquellos deseos ardientes y puros que Él ha prometido escuchar siempre; y que se digne enseñarnos interiormente a orar: añadiendo que solo deberíamos pedir a Dios que se hiciese Su Santa Voluntad en todo perfectamente. A los que viven en el mundo les encarga mucho la templanza, la humildad, oración, desprecio del mundo, continua meditación sobre la muerte, y la obligación de dar limosnas.

Siempre estaba dispuesto a comunicar a otros su ciencia espiritual; porque en la paz de su soledad había aprendido a conocer a Dios de un modo que no es conocido en el tumulto del mundo, y a gustar de las suavidades de Su Paz. Qué ventajas no ganó en las máximas de la vida interior, y en el estudio de las santas Escrituras, y cuán consultado era de personas de todas clases, se muestra muy bien en el número grande de cartas suyas que aun existen. Son cortas pero elegantes, y escritas con espíritu y vehemencia, especialmente cuando llevan por tema algún vicio.

En un expreso tratado pretende hacer ver que el estado de anacoretas o ermitaños es preferible al de los religiosos que viven en comunidad en ciudades, porque estos hallan mayores dificultades para conservar la virtud y recolección, y para sujetar sus pasiones; pero entiende esto de aquellos ermitaños ejercitados ya bajo de algún maestro experimentado, y también dice las tribulaciones grandes y dificultades que encuentran estos anacoretas. Esto mismo había experimentado el Santo por sí en las tentaciones violentas y turbulentas de ánimo con que le había asaltado largos tiempos el demonio; pero las llegó a vencer con la continua lectura, meditación, humillaciones, paciencia, prácticas de penitencia, y la Señal de la cruz, con que se armaba siempre que se sentía asaltado del enemigo: iguales armas recomienda también a otros en semejantes tentaciones. Establece reglas excelentes contra los vicios en sus tratados sobre los malos pensamientos; sobre los vicios; y sobre los ocho viciosos pensamientos, o pecadas capitales, en que dice cosas admirables, especialmente sobre los riesgos de la vanagloria y la pereza.

¡Quién no creería que san Nilo con haber dejado al mundo habría quedado libre de aflicciones y tribulaciones exteriores! Pues en el desierto fue donde las encontró más graves. Habiendo hecho una incursión los sarracenos en el desierto de Sinaí, pasaron a cuchillo un número grande de monjes, y encontrando a Teodulo, hijo de nuestro Santo, en un monasterio, le llevaron cautivo con algunos otros. El afligido padre le buscaba por todas partes, y vino a caer él mismo en manos de los Uranos invasores, pero a poco tiempo consiguió su libertad. Por último encontró al hijo en Eleusa, con el obispo de aquella ciudad, que le había rescatado por caridad. Este buen prelado se lo restituyó a su padre con sumo gusto, pero obligando a éste a recibir de sus manos el orden sacro del presbiterado. Nilo tenía a la sazón cincuenta años de edad.

Vivió hasta una muy avanzada, y murió en el reinado del emperador Marciano. Su amor a la oscuridad le siguió hasta el sepulcro, de modo que hasta el año y las circunstancias de su muerte se han ocultado de nosotros. Sus reliquias fueron conducidas a Constantinopla en el reinado de Justino el Menor, y depositadas en la iglesia de los Apóstoles.


Fuente:
https://books.google.co.ve/books?id=7p1eDIzOxegC&pg=PA3&lpg=PA3&dq=A%C3%B1o+Cristiano+o+Ejercicios+Devotos+Noviembre&source=bl&ots=UrL6P8EQq-&sig=Fz6V6401FnPEOLe3Gtik8YUtf8c&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjuusKqtcbOAhXDpx4KHZ4DAgQQ6AEIJjAC#v=onepage&q=A%C3%B1o%20Cristiano%20o%20Ejercicios%20Devotos%20Noviembre&f=false

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Una respuesta a 12 de Noviembre: Profecías atribuidas a San Nilo (430)

  1. Susana Saenz dijo:

    De donde sacas las profecías, el libro que citas no las pone, esas profecías sonn inventadas

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