6º Domingo de San José: «El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.»

Sexto Domingo de San José [1]

Agustín del Divino Corazón – Manizales, Colombia (2009)

Los Siete Domingos de San José  comienzan
el Primer Domingo de Febrero y terminan el Tercer Domingo de Marzo,
antes de la Fiesta de San José, el 19 de Marzo.

Invocación a San José

¡San José, guardián de Jesús y casto esposo de María! Tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber. Tú mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y proteges. Tú también supiste de pruebas, cansancio y trabajo. Pero aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios, que te fue confiado a ti a la vez a María, Su tierna Madre. Amén.

6º  Domingo – Dolor y Gozo

El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.


San José dice:
Agosto 8/2009 (2:35 pm)

Hijos de mi corazón, abrid vuestros oídos a mis palabras y contemplad cómo en sueños se me aparece un Ángel y me dice: ‘Toma a Jesús y a su Madre y vuelve a la tierra de Israel porque ya están muertos los que Le buscaban para quitarle la vida’; vida que fue protegida por miríadas de Ángeles; vida que transcurrió normal por siete años, mientras vivíamos en Egipto; vida que fue un continuo aprendizaje para nosotros, porque Su Sabiduría nos sorprendía a cada instante; vida Modelo de Virtud para los demás niños de su misma edad; vida que hacía de lo cotidiano algo extraordinario; vida que enriqueció nuestro hogar con Su presencia, porque era el Hijo de Dios el que la habitaba, era el Hijo de Dios que perfumaba a nardo purísimo de celestial aroma cada espacio, cada rincón; era el Hijo de Dios, Lirio Puro caído del cielo, quien nos recreaba haciéndonos menos tedioso el tener que vivir en tierra extranjera; tierra que tendríamos que abandonar por Designios de Dios; tierra que nos acogió y nos dio albergue, alimento; tierra que vio crecer al Niño Jesús en estatura y en sabiduría; tierra que nos dejaría recuerdos, añoranzas.

Hijos amados, no vaciléis en dar cumplimiento a la Divina Voluntad, así vuestro corazón gima de dolor como el mío; dolor de tener que sufrir penurias, dificultades al caminar de regreso a Judea; dolor al saber que Arquelao, hombre cruel como su padre, era el rey de aquella comarca; dolor de enfrentarme a una situación incierta, temerosa, porque Jesús y María podrían sufrir grandes daños. La Misericordia de Dios es infinita y este dolor se cambió por un gran gozo; gozo cuando un Ángel me ordenó que fuera a Nazaret y no temiera; gozo de sentirme custodiado, protegido; gozo de entender que, a Jesús, mi Hijo amado, nada Le sucedería; gozo de obrar siempre de acuerdo al Santo Querer de Dios; Querer que buscará siempre lo mejor para Sus hijos; Querer que moldea, acrisola, purifica a Sus creaturas.

Queridos hijos, no vayáis en contra de la corriente de Dios. Id tras los susurros de Su brisa suave, no vayáis en oposición a Su Divina Voluntad, caminad en pos de Sus Designios de Amor; Designios que os harán sentir plenos, gozosos; Designios que os harán acreedores de una de las moradas de Su Reino.

Oración del Papa León XIII

A ti, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. Por aquella caridad que, con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con Su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. Protege, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asístenos propicio desde el cielo, fortísimo Libertador nuestro, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defiende la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protégenos con perpetuo Patrocinio para que a ejemplo tuyo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

Rosario de San José, por Agustín del Divino Corazón, Colombia (2007). 

***


[1] Agustín del Divino Corazón, Libro 9,  ‘María, Madre de la Iglesia’ (May-Ago / 2009).


 

Fuente:
https://aparicionesdejesusymaria.files.wordpress.com/2011/06/9_maria-madre-de-la-iglesia-may-ago-2009.pdf
https://aparicionesdejesusymaria.files.wordpress.com/2011/06/1_en-las-fuentes-de-mi-divino-corazon-i-mar-oct-20071.pdf


 

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